Padre nuestro que estás en los cielos: De camino al trabajo, trata de imaginar al Padre caminando a tu lado.

Santificado sea tu nombre: ¿En qué manera honra tu trabajo a Dios? ¿Tu actividad preserva “su imagen”?

Venga a nosotros tu reino: ¿En qué manera cambiarían tus relaciones, valores, prioridades, forma de actuar, y entorno personal si el Reino se hiciera realidad en tu ámbito de trabajo? Ora con fe en relación a estas áreas, y piensa cómo podrías colaborar tú personalmente para que ese cambio se haga realidad.

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy: ¿En qué puede consistir ese “pan diario”? Ora para que Dios te prepare para la obra que tiene para ti. Sé lo más concreto posible respecto a tus necesidades ahora.

Perdónanos nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores: ¿Qué cosas suelen ser un tropiezo en tu actividad diaria? ¿Te lo planteas verdaderamente en serio, pidiendo perdón a Dios? ¿Eres capaz de perdonar a los que te tratan mal? ¿Tratas tú mal a alguien? ¿Tendrías que pedir perdón?

No nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal: ¿Qué tentaciones, o maniobras del enemigo son una realidad concreta en tu ámbito de trabajo? Ruega a Dios para que te ayude a hacer frente a los conflictos. ¿Has pensado compartir con alguien los problemas que te surjan en el trabajo, y recibir así ayuda?

Porque tuyo es el poder, y la honra, y la gloria, por los siglos de los siglos: Al orar de esta manera, da gracias por estar Dios en control de todas las áreas de tu vida, ¡incluido el lugar de trabajo!